[08]  LOS 10 ESTIGMAS ARGENTINOS


[A] Oscarismo: Durante la serie de crímenes del estrangulador de Boston, el comisionado anunció que pondría el doble de efectivos a patrullar la ciudad y, al día siguiente, el canillita Oscar Cabot en una de las más transitadas esquinas gritaba, "¡ Extra, extra: la policía encubre al estrangulador !".
Obvio que el primer patrullero que pasó por allí lo agarró por las solapas y, ¡ sorpresa: Oscar no sabía leer !, por lo que tomaba la noticia de otros canillitas de segunda o tercera mano y así en su mente bostoniana un déficit de U$S 1.000.000 se transformaba en un "¡ se robaron un millón de dólares !".
En Argentina, mi amigo Oscar Argerich tiene una peculiar filosofía que ha impactado en mi forma de pensar: "Si algo está mal, sólo puede empeorar"... "y si algo anda bien, ya va a empeorar, no lo dudes".
Entonces casualmente el estilo oscarista binacional coincide en que el mejor cuento de hadas en algún momento tendrá un homicidio, y creo que por allí nacen todas las "leyendas negras" y "teorías conspirativas", que por ciento muchas veces aciertan o pegan en el poste.
Dilucidar por qué el oscarismo versión argentina es irreversible [suelen llamarse como "profecías autocumplidas"], o por qué cuando no se cumplen da lo mismo porque en la versión "de la calle" lo que sea que no haya pasado, pues pasó igual [como el "Tócala otra vez Sam" que en la película "Casablanca" nunca se dijo, o el recuerdo de muchos sudafricanos de haber visto la noticia por televisión sobre la muerte de Nelson Mandela en prisión, lo que no sucedió y como hasta llegó a ser presidente, por su alto cargo se hizo merecedor a que este extraño fenómeno se llame "Efecto Mandela" y no "Efecto Casablanca", y menos "Oscarismo". Lo novedoso y por eso cabe estudiar al oscarismo, es que el kirchnerismo comenzó a utilizarlo con fines nefastos: se inventó un pasado de defensores de los derechos humanos, se inventó el haber pagado la deuda externa y desendeudar al país cuando del 2003 al 2014 la deuda pública subió de U$S 178 mil millones a U$S 250 mil millones, pero claro, la mentira tiene patas cortas y mentir sobre desendeudarse no afecta para nada a los acreedores.
Final: ¿ Cuándo vemos al oscarismo actuar con toda su efervescencia ?, pues cuando el gobierno dice que no va a subir el dólar, o dice que un impuesto es temporal, cuestiones que lejos de traer calma, convencen al público del acierto de sus intuiciones, y esto es utilizado en política para tirar noticias falsas que sabotean las pocas buenas iniciativas de los gobiernos, convirtiendo al miedo inoculado en profecías autocumplidas.   [B] Burocentrismo: Este es un tema aparte de la burocracia creada para alimentar el clientelismo, y se trata de un despilfarro estatal que a más complejidad de los problemas por solucionar, en vez de simplificarlos, consume en pavadas administrativas cada vez un mayor porcentaje del dinero destinado a las soluciones, cuando lo racional es que cada problema se autoadministre [entes autárquicos de profesionales relacionados con el problema], y que la burocracia del Estado [estable y no expansiva] que sabe de administración en general, y no sabe nada de cosas puntuales, los audite.
Así los funcionarios de la Salud Pública, la Educación, la Justicia, etc., no sólo deberán agudizar su inteligencia [que sobra para cometer delitos] para administrar mejor, pues mañana deberán competir entre ellas frente a los electores para que les adjudiquen las partidas presupuestarias [o les aprueben los impuestos directos que soliciten].
El despilfarro estatal está aumentado por la falta de coordinación entre la jurisdicción nacional, provincial, municipal, y las empresas públicas, un problema no sólo argentino sino de todo país muy extenso, lo que aquí devino en el peor federalismo del mundo: un Estado unitario con "islas feudales" en el interior.   [C] Tacañez empresaria: Al revés que en el primer mundo en Argentina se recauda minoritariamente sobre las rentas de las empresas y mayoritariamente sobre el consumo popular. Si bien la presión que el Estado hace sobre las empresas es colosal, es varias veces más fuerte en el primer mundo "no progresista" donde nadie puede evadir un centavo y, pese a ello, la filantropía [caridad] empresaria de U.S.A. mueve más dinero que todo el presupuesto anual de Chile.
Por oscarismo se "deduce" que cuando el Estado concede deducciones impositivas, es con alguna intención "pícara" y que así se crearon beneficios para pequeñas empresas seleccionadas a dedo [o no tanto: el gobierno decide beneficiar a una gran empresa gráfica como "Clarín", y por ello ahora es un monstruo gigante], y a falta de magia para crear recursos, estos salen de los aportes impositivos del 80% de las empresas que pagan de más, no evaden, ¡ y encima hacen caridad !
Lo que sucede es que en la pequeña empresa de U.S.A. el manejo es personal y la caridad es una virtud personal, mientras que en la gran empresa el manejo es impersonal y por lo tanto éstas son incapaces de conmoverse por las carencias de nadie... salvo que haya un incentivo impositivo.
Como todos los empresarios del mundo son iguales [o sea que los de U.S.A. no son más buenas personas que los de Argentina] la caridad empresaria afloraría naturalmente si no estuviera desalentada desde el Estado: si una empresa estratégicamente hace caridad [por publicidad] eso, aplicando algo de oscarismo básico, atraería a los inspectores de impuestos, a los políticos, sindicalistas, etc.
El Estado por su desprestigio no puede encarar campañas que movilicen a la caridad [recuerden a la central telefónica que le donaron a Argentina durante el gobierno de Alfonsín y que nunca pudo salir de la aduana, y antes de eso a la gran colecta por la guerra de las Malvinas]: primero, porque su burocracia se devora gran parte del dinero, segundo, porque sus funcionarios son siempre sospechosos de apoderarse de lo ajeno y, tercero, porque despreciablemente siempre tratarán de capitalizarlo políticamente.
Fuera del problema de que el Estado no le deja ser bueno a nadie, las empresas desconocen la filantropía ambiental, o la filantropía social que podrían practicar con sus propios empleados, por ejemplo, con círculos de ahorro para viviendas financiadas por la empresa sin darle intervención a los sindicatos.
Intentos como los de galardonar a las empresas socialmente responsables no pueden evitar el sobreprecio que deben pagar los consumidores. Además está la cuestión de cómo evitar la corrupción en la repartija de distinciones a las empresas [porque esas distinciones son publicidad gratuita], por lo tanto, esta iniciativa sólo sería válida si viniese de las mismas empresas o de las entidades que las nuclean [para hacer lobbies se agrupan, pero, nunca para hacer beneficencia].
Fin: Si el fisco es tan voráz, ser tacaño es la única salida que le queda al empresario no vinculado en sus negocios con los políticos y el Estado... o quiebra.   [D] Enemiguismo: No hay ninguna colaboración entre Estado y empresas. Las empresas deben redescubrir la filantropía, pero, la coordinación la debe hacer el Estado porque él tiene [por algún lugar de su burocracia] a la información, y así las empresas de alimentos de Buenos Aires que protesten contra el gobierno tirando comida, no tengan que enterarse siempre tarde [y por los medios de comunicación] que hay desnutrición infantil en Tucumán.
El Estado y las empresas están virtualmente en medio de una "guerra fría", donde el Estado gracias a los sucesivos populismos en el poder, eficientemente han "satanizado" a los empresarios: si conocen el cuento del escorpión y la rana, el Estado sería el escorpión que mata a la rana que lo está ayudando a salvarse durante una inundación, porque no puede hacer otra cosa que envenenar al que tenga cerca.
Una solución está en salir con sus cámaras y asociaciones a competir contra la caridad del Estado, la de la Iglesia, y de las O.N.G. nacionales e internacionales.
El Estado quebrado no puede, ni moralmente deben plantearle la reducción de impuestos para "hacer beneficencia", pero, sí pueden pedir que todo incremento de esta actividad no sea blanco del apetito impositivo del Estado al que mínimamente se le puede pedir que colabore no obstruyendo.
El escudo nacional es horrible pero profético: Dos brazos forcejeando [¿ el Estado y los empresarios privados ?] por una inútil sopapa roja dada vuelta, en un marco ovalado como la tapa de un inodoro que sólo podría servir de escudo para el sindicato de destapadores de cañerías [si le sacaran la sopapa y le pusieran un plato playo, podría haber sido el escudo del circo de China].
Todas nuestras peleas nacen por envidia: Es un hecho que los "poderosos" [blanco clásico de la envidia] viven, educan a sus hijos y tienen sus empresas aquí, que le dan de comer a gente de aquí y, por lo tanto, deben querer a este país o sienten orgullo de ser argentinos por lo que hay que sumarlos a cualquier proyecto, en vez de combatirlos desperdiciando energías.
Porque en consecuencia, como saben que maniobrando desde zonas ocultas del poder [con buenas intenciones o no] obtendrán beneficios sin los perjuicios de estar expuestos [exposición que pagan sus familias y en especial sus hijos], habrá que ser muy convincentes para que acepten desde el blanqueo de sus negocios, hasta la filantropía estratégica que los va a beneficiar con o sin quita de impuestos.
Estos argentinos son valiosos por su potencial, formación, o aunque no sea por ellos mismos, por sus empresas de las que dependen miles de familias, y resulta que están siendo sub-utilizados porque tras ser "demonizados" ha quedado implantado que ellos viven de utilizarnos a los demás, entonces, terminemos esta guerra fría, abandonemos la mentalidad envidiosa y "amnistiemos" socialmente a los poderosos, dejando de condenarlos por tener lo que tienen y dejemos que hagan lo que saben hacer: crear empresas, hacerlas crecer, y dar trabajo [y no oscaricemos la palabra "amnistiar" que aquí se usa puntualmente sobre lo social, pues, el empresario delincuente tiene que ir preso para que deje de contaminar a los demás, sin amnistías], porque estos empresarios también pueden hacer crecer fundaciones dedicadas a la ecología, lo social, la educación, etc., simplemente porque pueden pagar por los asesores necesarios y despedirlos en poco tiempo si fracasan, concepto que para el Estado es inaplicable pues hay fracasados que no sólo no tienen la dignidad de irse, sino que son muy exitosos en hacerse reelegir para poder seguir perjudicando al país con su incompetencia.
El Ministerio de Industria debe ser dirigido por un empresario industrial, agricultura y ganadería debe tener un dirigente similar, etc., pues que un muchacho de barrio pase de un centro cívico a dirigir el Ministerio de Industria, no glorifica a la democracia que es el gobierno del pueblo y no el gobierno de los pobres, por lo tanto, un gobierno democrático no debe privarse de poner a los más capacitados en los lugares más importantes aunque estas personas no sean humildes.
Esta licencia de la democracia para hacer estupideces sólo se explica por un alto grado de envidia, y ya es hora de averiguar si estamos maduros, poderosos y anti-poderosos, para discutir sin la intención de destruirnos verbalmente, dejando de buscarnos enemigos gratis en un patético duelo de memorias selectivas que transforman la discusión de "debate de ideas" en "combate de excusas", porque aunque no nos guste vamos todos por el mismo camino y si el de adelante se queda, tenemos que ayudarle ¡ no porque nos bloquea el camino, sino porque hace a nuestra salud psíquica comprobar que somos útiles a la sociedad !   [E] Caudillismo y militarismo: Contando muertos, esta es nuestra peor falencia histórica. Entre el Estado y los empresarios se abrió un "coto de caza" para los caudillos, exitosos ganaderos terratenientes que asaltaron el Estado con un éxito militar y también político, como sea: sobre los sables y fusiles, sobre los carismas, o sobre el dinero necesario para la compra de votos.
De no existir en sociología un "síndrome argentino" aplicable a los dos grupos que, al momento de conocerse, deciden odiarse a muerte para nunca reconciliarse [después de federales vs. salvajes unitarios, peronistas vs. radicales, progresistas vs. salvajes liberales y "lo que ya estaba" vs. "lo que venga"], ya sería tiempo de formularlo: el caudillismo y el militarismo son la consecuencia inevitable del enemiguismo: si de todo desconocido preferimos hacer un enemigo antes que un amigo, y si también rechazamos al neutral para tratarlo como a un enemigo, entonces hay algo insano a nivel psicológico.
Tomemos por ejemplo a la manifestación popular más significativa de Argentina que es el fútbol. Allí todas las hinchadas tienen siempre una hinchada enemiga cuando, para jugar al fútbol, eso no hace falta porque en los campeonatos se juega todos contra todos y todos quieren ganar. Sin embargo esas rivalidades crean amistades por ejemplo Racing de Avellaneda y Rosario Central ambas comparten el apodo de "academias", y esa amistad derivó en que sus enemigos: Independiente de Avellaneda y Newell's Old Boys de Rosario, se hagan amigas.
Pero, Boca Juniors, un club multiclasista pero mayoritariamente de gente humilde, tiene a la hinchada más numerosa [un 40% de la población del país] y ellos en cada partido se encargan de recordar a los gritos que son la hinchada más grande y que no tienen amistad con ninguna otra hinchada, ni grande, ni chica [una vez un club del interior orgullosamente recién ascendido fue a la cancha de Boca con sus pocos simpatizantes cándidamente organizados como una colorida banda musical con bombos, trompetas, etc., y obvio, se volvieron a su provincia sin nada, excepto contusiones].
Te veo, sos distinto, y te odio: Después de tantas guerras civiles tenemos el federalismo más centralizado del mundo, Perón [el gran polarizador] murió sin dejar herederos políticos, ni nada que heredar, el socialismo que fue el gran enemistador mundial ha colapsado, entonces, ¿ cuál será la próxima dicotomía, que hay gente que no hace nada de sus vidas a la espera de que asome algo nuevo para tirársele a la yugular ?
El enemiguismo a gran escala necesita líderes, y es mucho más fácil que aparezca un líder carismático al que sus seguidores nunca cuestionen, a que se invente toda una ideología nueva que frene la violencia y vuelva a una sociedad cooperativista.
El líder necesita dos segundos de su producida presencia en los medios para cautivar a miles de ignorantes, mismos que no saben nada y por eso deberían tener más cuidado con los líderes carismáticos, pues, aunque todavía se discuta a favor o en contra de algún caudillo como Rosas, el saldo del paso de estos sujetos por la historia siempre ha sido negativo, primero, en vidas humanas y, segundo, por el atraso de nuestra democracia.
El poder es a los caudillos lo que la harina a los panaderos: los panaderos no hacen harina, igual que los políticos no hacen poder, el poder puede acumularse pero la fuente de poder en el siglo XXI está en la ciencia y la tecnología.
Son los biólogos y genetistas los que hacen millonarios [y poderosos] a los productores agropecuarios. Son los inventores e ingenieros los que hacen millonarios a los dueños de las automotrices. La ciencia y la tecnología generan poder que acumulan los capitalistas que, en forma secundaria, les ceden en pequeñas porciones a los políticos, hasta que alguien se equivocó, pues los inventos en informática y comunicaciones han hecho millonarios a los empresarios de Internet, pero debido a su naturaleza, el poder no fue hacia los políticos como sucedió con los medios masivos de comunicación a partir de lo hecho por los comunistas, fascistas, y nazis en la primera mitad del siglo XX, sino que el poder pasó a manos de los usuarios.
Lo que los políticos necesitaban para acumular poder era que la sociedad permaneciera incomunicada, pues esto potenciaba a la propaganda a través de los medios, pero, la gente no es tonta y está comunicada sin ningún tipo de filtros por Internet y celular.
Debido a esto, el poder de los políticos está pronto a caer y sólo hará falta que caiga la primera ficha [¿ a qué país llegará primero la ya posible tecno-democracia directa sin políticos ?].
El militarismo en las sociedades más atrasadas viene a reemplazar al "principe azul" de los cuentos de hadas y, en cierta forma, obedece a una nefasta ley del menor esfuerzo social, pues apenas alcanza con estos pocos ingredientes:
Primero el mesianismo: Una combinación del ego descomunal del líder en un entorno que le teme tanto que para no caer en desgracia termina siendo más papista que el Papa. Llegado a este punto, un líder se cree un elegido por Dios y no sólo no hay nadie que le niegue ningún capricho, sino que se pelean por adelantarse a ellos y, como nunca los pagan de sus bolsillos, los delirios de los líderes mesiánicos siempre los termina pagando su pueblo con sudor o con su propia sangre.
Segundo un entorno activo: Indispensable cuando el líder tiene todo el carisma externo pero no tiene la fuerza interior que acobarde y subordine a todos a su voluntad. En este caso al precio de mantener su imagen externa, el líder se convierte en un títere de su entorno, y éste en su guardia de acero, pues sin el líder perderán todo su poder.
Tercero el paternalismo: Nuestros padres nos dieron un techo, alimentos, y una educación sin cobrarnos, y como al crecer son multitudes las que le piden al Estado una vivienda digna, comida, y educación gratis, el paternalismo se explica como la tara de una sociedad infantil. El paternalismo subestima y anula la fuerza creadora del pueblo y concentra poder con la excusa de ayudarlo, enmascarando una pseudo-caridad nunca llevada a cabo con su propio dinero sino con el dinero del mismo pueblo, que privado de las herramientas para producir se hace adicto y dependiente del paternalismo.
El paternalismo no puede perpetuarse en el tiempo e inevitablemente se aferrará al poder convertido en tiranía, que es la más dura y homicida de las polarizaciones en la que quien no esté a favor será eliminado físicamente.
Cuarto el clasismo: El que subestima al pueblo no es un sujeto sino un segmento o "clase" social. Hoy podemos ser testigos del surgimiento de una nueva clase tecnócrata de economistas que indisimuladamente se trepa al poder con argumentos paternalistas sobre las otras clases sociales que antes eran "desposeídas" y hoy han pasado a ser "descerebradas".
Lamentablemente esa tecnocracia política no es la más brillante sino la más hábil para treparse al poder, y no está tan antenta a los modelos de gestión, como a los de conspiración.
Quinto el belicismo: Cuando el mesianismo tiene metástasis en todos los ciudadanos y sólo las fronteras del Estado le ponen un límite a su expansión, los ciudadanos de los países vecinos [o los que detenten el poder] lógicamente comienzan a armarse en defensa de sus intereses y así, no sólo le dan una excusa al militarismo de su vecino, sino que también al darle más poder a sus militares, introduce una especie de clasismo en su sociedad.
Incluso la gloriosa India que expulsó a los ingleses con la "no violencia", hoy es arrastrada en una carrera armamentista por culpa de Paquistán y ninguno de esos pueblos mejorará su nivel de vida gracias al aumento de sus presupuestos militares.
Desactivado en Latinoamérica el militarismo en su versión "política" que buscaba la guerra contra los civiles de sus propios países, apalancado por las políticas de Washington y los caprichos antidemocráticos de grupos muy minoritarios locales [pues incluso entre las clases altas los militaristas son minoría], restaría dejar de perder dinero en los presupuestos militares siguiendo el ejemplo de la Unión Europea, haciendo de Latinoamérica una sola nación sin fronteras internas con el lógico ahorro de gendarmes, devaluación de los caudillos locales, y ampliación de la democracia.   [F] Inercia: A lo largo de la historia muchos pueblos llegaron a un nivel de bienestar aceptable gracias al método de usurpar los bienes de otros y, así como ocurrió entre pueblos, ha ocurrido también dentro de cada pueblo entre castas y hasta entre individuos de una misma familia.
Los intereses de algunas personas, o grupos, pueden ser opuestos y, la forma de que la voluntad de algunos no se imponga sobre los menos fuertes, es reuniéndolos a todos en un grupo poderoso que le imponga un criterio colectivo a todos los grupos integrantes, y a esos criterios colectivos de lo que no se debe hacer dentro de esa sociedad, se los denominan "leyes" o "derecho".
La organización más compleja y evolucionada a la que se ha llegado dentro del derecho es el Estado que le brinda a sus integrantes mucho más que la seguridad de la ley dentro de sus fronteras, junto con la defensa de las mismas frente a otras naciones, en cambio, las dinámicas organizaciones corporativas aunque busquen fines similares para sus miembros, están dispuestas a violar los derechos de las otras corporaciones del mismo país, sin respetar ninguna supuesta frontera interna.
El marco legal que el Estado les impone a las corporaciones no es visto como un orden que ayude al progreso simultáneo sino como una cárcel de la que siempre intentarán escapar y así el Estado sólo puede esperar la traición de quienes ha estado ayudando, claro que estas corporaciones siempre pueden argumentar que el Estado está "copado" por la corporación de los políticos que precisamente se enriquece violando los derechos de los demás.
¿ "Más", es más o es menos ?: Todas las luchas derivadas de las cuestiones que se conocen como "ideologías" responden a la siguiente pregunta: ¿ hasta dónde llega ese "mucho más" que un Estado puede hacer por sus ciudadanos ?
Primero y dominando el escenario mundial está el Liberalismo que es la "posición de mínima" que le adjudica al Estado el monopolio de la justicia y la seguridad, con una participación activa en salud y educación, dejando el resto a la actividad privada.
En un segundo y devaluado lugar está la posición opuesta representada por el Socialismo, que llega al grado de prohibir la propiedad privada en su versión más acabada o "Comunista", hoy caída en desgracia.
Ambos sistemas han demostrado importantes logros exponiendo tanto sus bondades como sus deformaciones antidemocráticas: el liberalismo que nació para combatir al feudalismo medioeval, ha generado un neo-feudalismo comandado por las mega-corporaciones transnacionales.
El socialismo, que nació como reacción a los abusos capitalistas de la primera revolución industrial, degeneró en un totalitarismo que para abolir la "sociedad de clases" no sólo hizo todo lo contrario, sino que además fracasó económicamente.
El socialismo erró al tratar de cambiar al hombre [para encarar esa tarea partió con una dirigencia bastante contaminada de humanidad] cuando debió mejorar su contexto cambiándole el entorno al "zoon politicon" que, siguiendo su costumbre social milenaria, se habría adaptado, al revés que el "homo sapiens" famoso por modificar su entorno en vez de adaptarse.
¿ Tratándose de masas, no hay otra opción que producirle los cambios y esperar que se adapten ?: De la masa no va a salir ningún cambio nunca, por más cansada que esté de sus políticos, porque se vuelven conservadoras por inercia [y pese a la costumbre hoy en boga "conservadorismo" está bien escrito, por otra parte, el término "conservadurismo" suena como una irregularidad muy española].
El cansancio no se transforma en deseo de cambio, sino en resignación y escepticismo. Así los que quieren "cambiarlo todo", están en minoría frente a los que no quieren "ningún cambio", y los que creen que es "imposible cambiar", y sufren de una psicosis abúlica tan fuerte que si se les propone una mejora, retorcerán las cosas para concluir que la propuesta nueva es igual a la anterior y, si es igual, ¿ para qué cambiar ?
El escepticismo [o la inercia] reina en Argentina y hasta en U.S.A. en donde nadie cree que se pueda cambiar nada pues lo "colectivo" es incohesionable partiendo desde adentro de lo colectivo y, como la única solución que la democracia a elucubrado es el voto, el voto de millones de creyentes en el no-cambio es igual a no-cambio, razonamiento sólo vencido por actos furiosos e irracionales como los cacerolazos: de proponer expulsar a un gobierno protestando todos ruidosamente, tras deducir que el gobierno nunca renunciaría, no se hubieran molestado en golpear ni una cacerola.
Por eso hay que producir hechos y esperar sus consecuencias, sin intentar convencer a nadie [¿ no es triste ?]
La "inerciafilia" empeora con el tamaño del grupo y si se busca sumar voluntades, contraproducentemente más son menos proclives a realizar los cambios, por ejemplo las desaparecidas asambleas barriales: todos querían producir cambios y sin embargo no se pusieron de acuerdo en uno solo [y dada la importancia del movimiento seguramente habrían capitalizado alguna cosa, pero, no hubo ni un solo acuerdo, ni siquiera un reglamento interno común].
Además en una reunión de personas no todos pueden tener la razón simultáneamente y nadie revisa jamás su ideología ni reconoce ningún error [una herida mortal en el ego y eso "en público" es inadmisible para quienes apenas por perder una discusión "en privado" sellan sin dudarlo una enemistad para toda la vida] y, encima, ¡ el 90% pedía la palabra para hacer catarsis !
El "yo pienso distinto" como justificativo para empacarse es infantil y probadamente una cuestión de testosterona más que de neuronas. "Pensar" no es repetir un par de simplezas grabadas en la juventud, no pocas veces con tan mala memoria que devienen en una ensalada incoherente y hasta graciosa de slogans y gansadas, cuando lo correcto sería decir: "el político Mengano piensa distinto, ¡ y soy tan feliz dándole siempre la razón a él !".
Ser terco no dignifica y no es pecado ni falta de hombría desechar viejos dogmas cuando la realidad los vuelve obsoletos [si es que alguna vez funcionaron] o hasta los vuelve ridículos.
El liberalismo político y económico es el cemento social, y nuestra Constitución ya lo expresó en 1853 al afirmar que "todo lo que no está prohibido, está permitido", sólo así se puede vivir simultáneamente en consenso o disenso con los demás.
El orden surgido de la anarquía post-independencia de España, está estructurado sobre la libertad, aunque parece que todos lo odian o no se dictarían miles de leyes y reglamentos por año: el orden es mejor que el desorden, pero, que no nos quieran vender totalitarismo por orden.
Los Estados modernos son todos básicamente liberales, sin descartar ni al socialismo ni al proteccionismo cuando les conviene a los políticos sin mucho talento para ver un poco más alla de sus próximas elecciones, pues si el electorado quiere algo que terminará resultandole negativo, los políticos se pelearán por dárselo a cambio de un poco más de tiempo en la cima del poder.
Un nuevo sistema debe entender que es inútil buscar un punto de equilibrio entre derecha e izquierda, para orientarse hacia un modelo que se adapte automáticamente al entorno mundial cerrándole las puertas a cualquier fundamentalismo: ser hiper-liberal en un mundo proteccionista, no es de derecha, ni de centro, ni de izquierda, sino de idiotas [nuestro peor estigma].   [G] Bloquismo: Los economistas que dividen la vida en "debe y haber" dividieron al mundo en dos bloques "derecha e izquierda" cuando la política dejó de ser invadir países, tener colonias, y asesinar a todos los familiares con algún derecho al trono, para convertirse en la economía por otros medios.
Los políticos crean feudos para nunca abandonar del todo al poder y así, al perder una elección, no se retiran sino que se repliegan. Si estos feudos tuviesen autonomía como para fusionarse o subdividirse, dejarían de ser sus "cotos de caza privados" y es por esto que buscan la confrontación permanente hasta en los temas más estúpidos [aunque para ello deban renegar de sus ideologías fundacionales] sólo para crear barreras que impidan el surgimiento de puntos de contacto entre los feudos, usando una estrategia similar a la conocida "divide y triunfarás".
Un partido no puede estar monolíticamente en contra de devaluar y otro a favor, porque de hecho esto fue en una época un recurso de la derecha y hoy lo es del keynesianismo. Los defensores de cada posición deben estar en cada partido, pero, se procura la confrontación permanente "en bloque" con objeto de enemistar a la sociedad, y que ella amuralle sus feudos.
Así como no existe el "monopolo", tampoco existe el monobloque sin su adversario, y en los países latinos sin una tendencia a la neutralidad, todos pertenecemos a diversos bloques estúpidos que quizás no nacieron así pero por ir ingresando más y más gente felizmente robotizada, incapaz de cuestionarse algo, y sin las neuronas que detectan matices [todo lo opuesto al entendimiento] todo se terminó estupidizando y soldando: ¡ Un comunista en Rusia que hubiese criticado a Stalin en vida, se hubiera puesto la soga al cuello, pero insólitamente a miles de kilómetros de distancia, en Argentina al comunista crítico de Stalin lo consideraban automáticamente colaborador de U.S.A., y terminaban expulsándolo del bloque !
Un peronista no podrá decir jamás que las universidades de U.S.A. son envidiables, que sus sindicatos son los más poderosos del mundo, ni que el baseball no es tan estúpido como parece, sin que lo expulsen del peronismo.   [H] Evitismo: "La vida es injusta, y la culpa la tiene la derecha". Una mente limitada no puede buscar causas y como eso la frustra, evita hacerlo y entonces sale a buscar culpables, súmese a eso una envidia patológica y un resentimiento inextinguible, y se obtendrá a una persona que jamás discriminará entre los correctos empresarios exitosos y los incorrectos empresarios explotadores y sus familias, barrios, o países [en U.S.A. es igual pero se lo toman en solfa: Mel Gibbson y Dan Aycroyd interpretaron en diferentes películas a dos fóbicos para quienes la culpa de todo no la tenía la derecha argentina, sino su propia C.I.A.]. Para matar a una gallina le tiran con una granada. Tienen un concepto de culpa extraviado: ellos nunca tienen la culpa de nada, mientras que sus demonios la tienen por todo, y eso los exime para desatar sin piedad su brutalidad sobre ellos, y que paguen justos por pecadores no les importa un carajo: ¡ se lo tienen merecido por parecerse tanto !
María Eva Duarte de Perón, alias "Evita", tuvo durante su corta vida a la oligarquía entre ceja y ceja, y todavía en el siglo XXI estúpidamente los peronistas agitan el fantasma de la oligarquía... que ya no existe, y no por culpa de Perón con quien finalmente ellos terminaron negociando, sino por culpa de sus hijos y nietos que al irse dividiendo las herencias, liquidaron a la oligarquía terrateniente, cuyos descendientes jamás vieron una vaca, y si por milagro conservan algún campo, hoy se lo alquilan a una empresa que siembra soja.   [I] Fundamentalismo: Errar es humano, pero no se puede errar siempre. Fundamentalismo es el deseo irrealizable [aunque temporariamente pueda imponerse por la fuerza] de obligar a una sociedad a pemanecer en el error, o la ignorancia, cuando el sistema imperante comienza a dar signos de malfuncionamiento [o inequidad, injusticia, insolvencia] generando en la población dudas sobre el valor de sus creencias o instituciones y, en algunos grupos minoritarios, generando ideas e hipótesis superadoras inevitablemente "subversivas" para el viejo orden establecido.
Generalmente aplicado a la religión, es un retorno a sus fundamentos por estimar que los tiempos modernos son nocivos para el alma del hombre al que el progreso aleja de Dios, pero, no es una vuelta a la naturaleza como la que pregonaban los hippies californianos de la década del sesenta, sino retroceder hasta la edad media, que ya había sido un retroceso para la humanidad, generalmente en países que van rezagados.
Como antecedente de fundamentalismo político hubo un ejemplo de vuelta al pasado donde la sociedad camboyana bajo el gobierno del comunista Khmer Rouge perdió los tornillos en el peor genocidio/suicidio conocido y que nadie quiere recordar pero fue una masacre proporcionalmente peor a las de Hitler y Stalin, con dos millones de muertos sobre una población de diez millones [apróximadamente tantos muertos como la población de la provincia de Córdoba, en un país del tamaño de Córdoba].
Una dinámica de cambio tan vertiginosa como la de comienzos del siglo XXI, presionará a quienes pierdan poder con estos cambios a caer fácilmente en el extremismo fundamentalista para revertirlos, y así estaríamos expuestos a un fundamentalismo cristiano, o hasta un fundamentalismo democrático adoptado por quienes justifican en el sistema de partidos [que propongo descartar], su poder para reinar por sobre los demás, para ello, los fundamentalistas clausuran toda discusión por tres vías:
Primero, la base de todo fundamentalismo es y será siempre la misma: "no se puede porque no", hasta la última coma escrita es sagrada y, si la ley establece un sistema de partidos con listas sábanas, será para siempre, aunque no sea una orden divina, sino sólo un sistema de organización política entre varios.
Segundo: Amenazando, encarcelando, y asesinando.
Tercero demonizando: Estrategia que forma parte de la polarización y que consiste en poder "marcar" al que piensa distinto vinculándolo indivisiblemente con el mal en cualquiera de sus versiones [obvio, sin que hagan falta pruebas], así se mentirá para vincular a cualquiera, por ejemplo con la dictadura militar, o con el menemismo, para negarle después el derecho a emitir su opinión y, en una etapa posterior, justificará el paso de la discusión a la agresión física.
No coincidir con el "demonizante", que sólo puede estar en el poder [en la dictadura demonizaban a socialistas y progresistas que pasaron todos a ser terroristas], implica "sin grises", estar del lado del mal y convertirse en un "blanco" movil para su furia, por ejemplo el caso Blumberg, impiadosamente demonizado como nazi, ¡ tratándose de una víctima !   [J] Irresponsabilidad: Dar excusas es el vergonzoso deporte nacional, nadie tiene la culpa de nada y la responsabilidad se desplaza al exterior que "nos roba". Supongamos que sea cierto y gente del exterior vino de noche y se robó el dinero de nuestros bancos: ¡ hay que probar por lo menos un caso !
Es absolutamente imposible que se le robe a una nación a punta de pistola, haciendo un boquete hasta Washington, o por medio de estafas bancarias, si no es con la complicidad de nuestros gobernantes, por lo tanto no nos robarían desde afuera sino que nos roban los de adentro y después se llevan el dinero afuera y, ¡ aunque se crean esta estupidez, por Dios paren de repetirla, que el resto del mundo ya se nos ríe en la cara !
La culpa la tiene siempre otro, y no importa que sea del mismo partido: una vez caído se lo despartidiza [chivo expiatorio] acusándolo de ser un traidor a la causa [antes ni rumores, pues los compañeros en el poder son incapaces de toda traición].
Así, "política" es el sucio arte de adular y pegarse a alguien cuando sube, para despegarse "arrancándole el cuero" cuando baja [aunque esto no es irresposabilidad, sino la impermeabilidad perfecta de los que nunca nada se les pega].
Irresponsabilidad es decirle a su hijo, al voleo y sin ninguna prueba, que su pobreza es por culpa de los ricos que les roban a los pobres, porque se lo va a creer y va a crecer resentido, y en cierta forma no va a crecer nunca pues se crece aprendiendo y, el resentido, se niega a aprender. Así nunca podrá progresar para tras años de resentimiento terminar inevitablemente con la moral dañada al punto de creerse con derecho a robar y, si los ricos les roban a los pobres, a falta de algún rico que rara vez se ve en la vida, también se le robará a los pobres como viene sucediendo desde hace siglos: pobres robando y asesinando a pobres [no intento hacerme el gracioso, pero, ¿ conoce algún caso de alguien que haya dicho: "se bajó del Mercedes Benz, sacó una sevillana, y me hizo darle mi dinero, el reloj, y las zapatillas" ?].
Irresponsabilidad es culpar al voleo y sin pruebas a los judíos ante cualquier problema en algún banco.
Irresponsabilidad es culpar al banco que quiere ejecutar una hipoteca: si el banco prestó dinero sin tasas de usura, ¿ a qué imbécil se le puede ocurrir que está mal tratar de recuperarlo ?
Irresponsabilidad es premiar a malos alumnos [cada vez peores]: ¡ premiemos a los buenos alumnos con mejores becas y buenas pasantías rentadas, y así los otros tratarán de mejorar !
Irresponsabilidad es pedir y dar un subsidio sin consultar a los que no lo van a recibir pues, por lógica, ellos son los que deberán pagarlo.
Irresponsabilidad es meterle en la cabeza al que tiene poca cultura cívica, que el Estado está para "dar", y aunque sean tan convincentes como para obtener los votos que luego conviertan a esos antojos en impuestos legales. Como el Estado no tiene nada propio sino que hace un "pase de manos", al final la clase pobre que "recibe", se los roba a la clase media obligada a "dar".
La clase media es cada vez menos productiva, y el Estado en vez de ayudarla la castiga cuando le quita recursos que después le da a los que no sirven para nada, excepto para tener un exceso de hijos que van a vivir para siempre en la miseria, y por más que se exprima a una clase media que se achica frente a un número en alza de pobres, la situación va a empeorar si por lo menos no controlan y frenan su incremento irresponsable de población.
¿ Qué tiene en común cortar un servicio público, una calle, arruinar el frente de una institución pública, demoler un pequeño comercio concesionario de Mc Donald's que no quiso donar en navidad 50.000 hamburguesas con papas fritas con el argumento del siglo: ¡ nuestra gente tiene hambre ! [¡ sí, y en cinco horas van a tener que conseguirse 50.000 pizzas !], boicotear estaciones de servicio [que no le venden a los villeros] que quebrarán si no aumentan la nafta al ritmo que lo hacen sus proveedores, y que hasta la vida de una persona dependa de que estudiantes guevaristas autoricen a un cirujano a llegar a su trabajo ?
Lo común es la irresponsabilidad de políticos, sindicalistas, y una larga lista de nuevos líderes "piqueteros" que olfatearon el poder al obtener el primer minuto gratis frente a una cámara, siempre usado para ponernos a todos contra todos para que sólo hayan perdedores [ver tema 15, punto 8: "La teoría del auto-caos"].
La "lucha" sirve para mantener en el permanente engaño a las masas [Perón los llamaba "los idiotas útiles", copiando a Lenin], enfrentándolas con el verdadero sujeto al que se le ha robado y que a la larga se convertirá en un enemigo que aprenderá a defenderse, y mejor no estar cerca cuando explote, como cuando la clase media sin banderas, ni bombos, ni dirigentes [se escondieron todos: funcionarios, opositores, y muy opositores, hasta que se calmaron los ánimos] explotó por la bancarización sumada al "corralito", volteando a un gobierno cuando mil protestas contra el F.M.I. o el imperialismo, nunca hicieron caer ni a un secretario "fusible".
Aquí los periodistas son los cómplices irresponsables del caos, que deberían recordar que el segundo de "aire" vale oro en tanto la televisión es un sistema de venta de publicidad, pues no es un medio de comunicación, ni un sistema de entretenimiento, y menos de información [¿ a cuántos convencen para invertir en publicidad durante el tiempo que le regalan a cualquiera con un megáfono ?]. La protesta justificada, o la grotesca, vive o muere si la televisión se lo permite, y así su aumento y descontrol no es culpa de los malos o pésimos funcionarios del gobierno, sino de los directores de programación que se dejan usar, al punto que la televisión no da un servicio, sino que causa un perjuicio crónico.
Hubo un caso donde el contenido anti-cristiano de un programa movilizó a que las empresas les quiten su publicidad, y ya es tiempo de que en defensa de la civilidad [ni de la izquierda, ni de la derecha], se les quite la publicidad a los noticieros que funcionan como el fertilizante del vandalismo incivilizado impune.
Sólo así lo van a entender pues en la limitada mente de un periodista [que por algo es periodista y no ingeniero] su accionar es puramente demócrata y hasta espera ser premiado por ello, pero, aquí hay dos valores en juego: la actitud democrática que, aunque no sea moralmente obligatorio, decide respetar la libertad de expresión hasta de los que usan medios violentos para hacer sus reclamos, en un balance largamente extraviado con la irresponsabilidad de los que premian los actos violentos con más tiempo gratis frente a las cámaras, retroalimentando el problema.
Definitivamente eso no es ser demócrata, pero, si están convencidos de ello, pues bien: ¡ háganse responsables por la incidencia del vedetismo aumentando el vandalismo organizado !
La verdad sin adornos ni posturas ceremoniosas con caras de próceres que defienden la libertad de prensa, es que ellos creen ver en la violencia a algo atractivo para el morbo de sus espectadores [y algo de razón tienen], y aunque el morbo sea algo socialmente repudiable, eso no les importa porque lo consideran un recurso que son libres de explotar con intención de lucro, pues a más rating, podrán vender más publicidad [la ley de la oferta y la demanda, usada sin piedad hasta por periodistas "progres" anti-mercado].
Esta estrategia funciona en un solo sentido, hasta que se decida levantarles la publicidad, lo que reducirá los minutos de cámaras a los vándalos, o reducirá la cantidad de informativos.
Si los periodistas no se hacen responsables cuando venden una ideología caduca y violenta, ni cuando lucran indirectamente informando sobre milagros pedorros, o alentando al vandalismo que premian con la fama instantánea para sus ambiciosos líderes, que los enfrenten sus camarógrafos, sonidistas, noteros, y técnicos de clase media, pues la violencia se sufrirá en sus barrios, y no en los barrios privados donde viven las estrellas de la televisión y sus inescrupulosos gerentes de programación.
Este libro enfrenta al orden político vigente y su respaldo económico, pero no combate al orden, y es más: propone más orden, más limpieza, más prolijidad, más respeto, y más civilidad, pues en ese entorno no hace falta exigirle más solidaridad al que tiene para darle al que no tiene, pues ésta aflorará sóla.
De hecho, un sistema bien ordenado no necesita a la solidaridad de los tacaños adinerados, pues depende de él mismo.
Por ejemplo, sistemas ultra ordenados como los fascismos y socialismos [por eso llamados "totalitarismos"] no cayeron por falta de orden sino por tener un mal orden: resulta que el orden más logrado hasta ahora es el de los mercados libres, que son un desorden dinámico permanentemente reorganizándose para optimizar sus recursos, pero claro que esto no es fácil de asimilar, aunque maestros como Mises y Hayek se la hayan hecho fácil hasta a los comunistas más recalcitrantes [¿ nunca los escuchó nombrar ?, pues bien, eso es porque los comunistas, socialistas y progresistas prefieren no enfrentarlos].
¿ Para qué escribir sesudos libros de economía si alcanza con meter slogans como el del pez grande que se come al pez chico, o comparar a las empresas con un zorro libre adentro de un gallinero, o el cuento del rico que le roba a los pobres, etc. ?
Portugal fue la monarquía más colonialista y esclavista del mundo, y gracias a ello, ¿ se convirtió en una nación rica y poderosa, o es una nación atrasada ?: Sin dudas dentro del entorno europeo deja bastante que desear, pero, claro que peor les fue a sus colonias, pero no por una política liberal, sino por una política de saqueo [Canadá y Australia, ambas liberales, fueron colonias de una monarquía de la que nunca se independizaron].
Por último, los irresponsables por excelencia son los niños y adolescentes, y dentro de este gran grupo hay otro integrado por los sujetos a los que hemos escuchado decir: "tal profesora me odia", o "la tiene conmigo", etc., o sea la misma estructura de pensamiento bobo del que dice: "el F.M.I. nos roba", o "el imperialismo quiere dominarnos", etc.: pendejadas irresponsables.

Claudio Corniola


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