VIOLENCIA ESCOLAR:

    Volver [Parte I]        Parte III


[1] Dos causas, tres consecuencias:

[A] Hipótesis: La cuestión sobre bajar la edad de imputabilidad no está vinculada con el problema de la violencia escolar, pues es fácilmente verificable que hay más menores delincuentes entre los que no asisten a la escuela. Además, hay una coincidencia casi total entre la desaparición de ese tipo de violencia con el cierre de la etapa de la educación secundaria que, a su vez, también coincide con la adquisición de la mayoría de edad [y la correspondiente caída de los beneficios de inimputabilidad que poseen los menores].

[B] Primera causa: Es posible que este fenómeno sea un problema escolar. La escuela recibe a niños que a mitad del camino se les transforman en adolescentes, y la escuela no acusa el cambio. Esto, como sea, se resuelve adentro de la escuela, o reduciendo los años de escuela secundaria [para separar adolescentes de niños], o aumentando la seguridad interna [cámaras, policías, cacheos, requisas], o sacando a los policías para poner a psicólogos.

[C] Segunda causa: Es menos posible que estemos frente a un extraño fenómeno de madurez instantánea. O sea, se termina la secundaria, se entra en la facultad, y se cambia de "roll": todos se portan bien [excepto por unos pocos activistas políticos], y los alumnos ya no se agrupan más en "bandas" [lo que potencia la peligrosidad de los violentos]. En este caso se debe estudiar el proceso para adelantar la madurez, sin bajar la edad de imputabilidad [madurez nominal], sino incentivando una temprana madurez real.

[D] Primera consecuencia: ¿ Para proteger ciertos derechos humanos fundamentales, debemos bajar la imputabilidad hasta los 14 años o menos, violando tantas disposiciones supraconstitucionales como las que intentamos proteger ?

[E] Segunda: Vista la nula capacidad de reinserción social de las instituciones penitenciarias, llenar las cárceles de "mayores de edad nominales", ¿ eso no será hacerles terminar una mala escuela [secundaria] en otra peor [una cárcel] ?

[F] Tercera: Si los delincuentes hoy reclutan a menores de edad, de bajarse la edad de imputabilidad, ¿ estos van a alejarse definitivamente del delito, o buscarán niños de 12 años para reemplazar a los "viejos" de 16 años ?


[2] Planteo de un nuevo problema:

[A] La niñez, una vez protegida de los abusos laborales de la revolución industrial, y abierta la posibilidad de una mejor cohesión social e integración democrática gracias a la función igualadora de la educación, enfrenta sin dudas nuevos problemas porque la educación no ha contemplado la toma de políticas preventivas [para las víctimas], ni asistenciales [para los victimarios], aunque de hecho en reiteradas ocasiones los menores que delinquen no necesitan absolutamente del asistencialismo del Estado, por contar con una muy buena posición económica, y pertenecer a grupos familiares estables, por ejemplo, el caso de la tradicional y conservadora "Mercedes": una ciudad no superpoblada de la provincia de Buenos Aires, sede del poder Judicial provincial, sede también de la autoridad eclesiástica, insertada en su corazón agropecuario, donde un grupo de compañeros de estudio pertenecientes al mismo club de rugby, se trasladan en autos cedidos por sus padres hasta centros de esparcimiento nocturno, casi exclusivamente para provocar peleas donde, como era de preverse, tarde o temprano esa "patota" terminaría matando a un menor de otro barrio, o de otra condición social, o de otro color de piel.

[B] El concepto de la escuela como santuario se ha desdibujado notablemente, en segundo lugar, el desarrollo de los menores, aunque ligado al aumento de edad, es altamente desigual tanto física como psicológicamente, y por último, también son desiguales las capacidades frente a la cuestión de los delitos sexuales donde hay innegables diferencias entre los niños propiamente dichos y los adolescentes.

[C] El dilema a resolver es cómo disuadir para evitar que los menores lleguen a delinquir, sin usar para ello la amenaza del castigo de la ley. Obviamente como sociedad y como Estado debemos frenar la violencia con la que cualquier individuo, o grupo, utiliza una fuerza superior con el fin de vencer la voluntad y autonomía de otro individuo cualquiera. Con especial protección cuando el objeto del delito es un menor y la violencia es ejercida por un mayor, pero, el paradigma hoy dominante en nuestro sistema legal presupone que el menor es siempre la víctima, y eso ha demostrado ser una generalización errónea e injustificada, incluso en la época en la que obtuvo su ascenso a "dogma imperante": si el menor es violento, se supone que es como respuesta a la violencia de la que ha sido víctima previamente.

[D] Y obviamente todas esas buenas intenciones de los que legislaron protegiendo a los menores incluso cuando son violentos y delinquen, quedan empantanadas sin ir a ningún lado, cuando un menor comete un delito contra otro menor, que también tiene derechos reiteradamente ratificados como de "especial protección" durante su niñez [y con los que el Estado incumple, tanto leyes internas como acuerdos internacionales].

[E] El problema real es algo que reiteradamente se ha visto a lo largo de la historia: los paradigmas se resisten a caer, y hay defensores de esos dogmas establecidos que "pelean a muerte" por mantenerlos. Si ya es difícil sostener un dogma a lo largo del tiempo, más indefendible es la actitud de los fundamentalistas: un dogma o paradigma pudo funcionar durante algún tiempo, y volverse inadecuado en otro momento. Mientras que un fundamentalista fanático inflexible, es cuestionable siempre.

[F] Dos menores, uno de diez y otro de quince años, se llevan apenas cinco años de diferencia, pero, eso equivale a un 50% más de desarrollo [incluso entre adolescentes con un sólo año de diferencia, la contextura física es evidentemente distinta]. El daño físico que un menor de quince le puede causar a uno de diez años es indiferenciable del que le puede causar un adulto. Por lo tanto, una posibilidad a tener en cuenta es que la garantía de inimputabilidad caiga cuando un menor agreda otro de menor edad.


[3] Definición de la violencia escolar:

[A] Abraham y Grandinetti [1997]: Todo acto por el cual un individuo o grupo utiliza la fuerza física, armas o la coacción psíquica o moral en contra de sí mismo, de objetos o de otra persona o grupo provocando como resultado la destrucción o daño del objeto y la limitación o la negación de cualquiera de los derechos establecidos de la persona o grupo dentro de la comunidad escolar.

[B] Olweus: Un estudiante es victimizado cuando está expuesto repetidamente, y por un cierto período de tiempo a acciones negativas por parte de uno o más estudiantes. Tales acciones negativas pueden ser realizadas con contacto físico, palabras, o de otros modos, como gestos o muecas y una intencional exclusión por parte de un grupo. Existe desequilibrio de fuerzas; una relación asimétrica de fuerzas por la que el estudiante que está expuesto a acciones negativas tiene dificultades para defenderse. La violencia escolar se define entonces por las características objetivas del mismo hecho violento, así como también por cómo es percibida por los sujetos involucrados, y no por la edad del causante, y esto supone una concepción de "violencia" en dos sentidos: como ataque físico y como transgresión o violación a las normas

[C] Otro derecho reiteradamente violado sin castigo, es el que corresponde al fenómeno bautizado como "bullying" [no existiendo traducción, propongo reemplazarlo por la sigla "M.M.M.", correspondiente a "Menores Mortificando a Menores"]. Aclarando que "fenómeno" implica a algo que sucede excepcionalmente, y que no es lo que vemos a diario donde uno o varios escolares toman como objeto de su actuación injustamente agresiva, a otro niño [o niña], y lo someten por un tiempo muy prolongado a agresiones físicas, burlas, hostigamiento, amenazas, aislamiento, etc. y se aprovechan de su inseguridad, miedo y dificultades personales para pedir ayuda o defenderse. Esto es lo que Olweus define como victimización, es decir: "La exposición repetida, y por un cierto período de tiempo, a acciones negativas por parte de uno o más estudiantes. Tales acciones negativas pueden ser realizadas con contacto físico, gestos o muecas y una intencional exclusión por parte del grupo". Un alumno es agredido o se convierte en víctima cuando está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones que lleva a cabo otro alumno o varios de ellos. Por acción negativa se entiende cuando alguien causa intencionalmente un daño, hiere o incomoda a otra persona. Lo mencionado destaca la repetición en el tiempo, aunque en determinadas circunstancias se puede considerar agresión intimidatoria a una situación más grave de hostigamiento. En el contexto de las intimidaciones entre escolares, el objetivo suele ser un alumno individual. Puede ser un caso de acoso directo, ataques abiertos a la víctima y acoso indirecto, ataques en forma de aislamiento social y de exclusión deliberada de un grupo. Las consecuencias de este tipo de violencia interpersonal pueden ser altamente nocivas para la víctima, y puede convertirse en motivos de trauma psicológico, riesgo físico, causa de profunda ansiedad, infelicidad, problemas de personalidad y, en definitiva, un sinfín de insatisfacciones y riesgos innecesarios y lesivos para el desarrollo de cualquier individuo. También tiene implicancias escolares tales como el fracaso escolar y la pobre concentración, ausentismo, sensación de enfermedad psicosomática debido al estrés que se manifiesta al llegar la hora de ir al colegio.

[D] Bandas: Los registros de los diarios demuestran que se trata generalmente de victimarios y víctimas individuales, lo que permite descartar la presencia del fenómeno de pandillerismo, y que los estadísticamente menores ataques de grupos contra individuos no permiten sostener que exista algún tipo de vínculo u organización que vaya más allá de la coincidencia en dañar a la misma persona.


[4] Psicología y rebeldía adolescente, más la impotencia de las leyes:

[A] La reafirmación de la personalidad: Con el crecimiento, los padres le van concediendo a sus hijos cierta autonomía para tomar decisiones. Luego, algunos de ellos deciden unilateralmente que decisiones pueden tomar y cuáles cosas los mayores ya no les pueden ordenar. Pero, hay un freno [obviamente odioso]: las leyes y las instituciones que han creado los mayores no aceptan rebeldías pues su finalidad es el orden.
La mayoría de los casos de agresiones y destrucción [vandalismo] ejecutados por menores se producen contra bienes públicos, entre ellos, los que tienen más a mano como los de sus escuelas. Los vándalos y los que tienen un temprano historial de violencia coinciden en ser las mismas personas de entre 13 y 18 años de edad, aunque está reiteradamente probado que hay alumnos abusivos, golpeadores, y "vándalos" desde el jardín de infantes. Los resultados de las investigaciones realizadas por los diarios evidencian, año tras año, que los actores involucrados en los hechos de violencia escolar son mayoritariamente varones [53% de los casos entre 1997-2001]. En el mismo período, sólo en un 16% de los casos la pareja de actores está compuesta por miembros de diferente sexo y en un 15% de los casos por mujeres. Si tenemos en cuenta que, tal como lo registran los diarios, la mayor frecuencia de los hechos violentos sucede en la escuela media [31% de los casos] y entre los varones adolescentes, podríamos suponer que se trata de un conflicto relacionado con el uso de la fuerza como forma de reafirmar la personalidad, pero vale preguntarse si esta reafirmación individual debe ser un bien perseguido por la sociedad [o tolerado por omisión] en perjuicio de los varios damnificados que el necesitado de reafirmación perjudicará durante la vigencia de su inimputabilidad.
Además, ¿ qué cosa entendemos por "reafirmar la personalidad", o tener "personalidad" ?: supongo que ningún padre envía a su hijo a la escuela para que le devuelvan a un dócil y temeroso pusilánime. Es por cierto difícil definir qué es tener personalidad, pero, es fácil reconocer a los que no la tienen. El asunto es: ¿ le corresponde a la escuela ser el lugar en donde esa personalidad se cultive, o en donde a algunos se les permita hacer crecer anárquicamente su personalidad o carácter, pisoteando la personalidad de otros ?

[B] La ayuda que no es tal: Inevitablemente el joven abusivo, violento, etc., llegará a la mayoría de edad, y para él la permisividad recibida puede ser la antesala a reincidencias peores en su conducta delictiva. Una interpretación posible es que la obtención de poder en base a la capacidad [o inhibición de los frenos morales] que permiten utilizar la agresión física como recurso durante su vida como menor, le hará concederle una supravaloración del hecho violento como socialmente aceptable en tanto el fin justifica los medios: si con violencia se obtiene el éxito y el reconocimiento de los demás, es porque el éxito es auto-amnistiable. Luego, empeorando, los medios justificarán a los medios, y de la violencia utilizada para obtener algo, se pasará a la violencia para disfrutar de la violencia, que es lo que vemos en infinidad de casos de violencia de género, en donde la víctima no llega a entender qué es lo que gatilla la violencia del otro [en su contra, o contra sus hijos].
En algunos sujetos la actitud y el comportamiento intimidatorio se convierte en una parte esencial de la relación entre iguales [la actitud del "macho alfa"], pero en otros no es así, sino que se oculta y mantiene latente a la espera del momento propicio en que la víctima elegida esté indefensa.


[5] Conclusión:

[A] Si los parámetros internacionales de lo que es ser progresista incluye entre sus cláusulas el defender a rajatabla a los niños de los peligros de ingresar en las cárceles, así se colisiona inevitablemente con otros tantos derechos que no se pueden dejar sin defensa, o sea, se estaría frente a un dilema, y frente a un dilema no hay curso de acción satisfactorio, lo que lleva a la inacción, y la inacción no es progresismo sino conservadorismo total. Y le agregaría algo más: no sólo los progresistas y garantistas en realidad son conservadores, sino que además son cobardes por no hacer nada para defender a los más débiles y necesitados.

[B] La ayuda que no es tal dirigida a los menores con extremos problemas de conducta, si no engrosa las estadísticas de las instituciones de menores irá a engrosar, poco tiempo después, a las estadísticas de las instituciones de mayores, a partir del momento en que vuelvan a delinquir después de perder los beneficios concedidos por la ley. Pero, ha quedado claro que el bullying es un problema de la escuela secundaria que desaparece en la facultad, entonces, si el problema se cura sólo con el paso de los años, ¿ para qué actuar endureciendo las penas y llevando a la cárcel [aunque sea por unos pocos meses] a menores que en un 99% de los casos nunca cometerán algún delito grave en su vida adulta ?: Sí, en todas las aulas hay alguien discriminado, o mortificado, o ninguneado por los demás, pero no de todas las aulas sale un asesino... llevemos a un número importante de estos niños violentos a una cárcel de menores, y entonces sí van a aprender a robar a mano armada, para quién trabajar de "sicarios", más todo lo referente al comercio de drogas. Entonces, más a la derecha imposible, el Estado no hace nada porque reconoce que cualquier cosa que haga va a empeorar las cosas. Por lo tanto, si usted es el padre de un niño víctima... jódase y no proteste, cambie al chico de escuela, hágale perder uno o dos años [no los pierda del todo: que vaya al gimnasio, a inglés, y al psicólogo] para que en la siguiente escuela sea el más grande del curso y los demás lo respeten.

[C] Las condiciones socioeconómicas que comprobadamente bajan las tasas de criminalidad no estarán disponibles para la mayoría de la población ni en el corto ni en el mediano plazo, de todos modos, este tipo de violencia relacionado con los robos, no es la predominante entre los adolescentes [en especial femeninas], los derechos de grandes segmentos de la población [menores y sus familias], finalmente, no están más que declamados por el Estado, restando aún un largo camino desde el reconocimiento del problema por la sociedad, hasta el momento en que los legisladores se decidan a actuar y actualicen las leyes no sólo a los nuevos delitos, sino también a los nuevos actores, tengan la edad que tengan, porque sus víctimas también tienen derechos y, su defensa, no colisiona en modo alguno con los derechos de los victimarios, pues esos derechos no pueden ser entendidos como privilegios. Así, finalmente, si no está dispuesto a aceptar la opción de "joderse" ya explicada, le queda la última opción, que en realidad como es la única es la primera: más democracia.
Proponga reuniones de menores para que ellos voten democráticamante sus propias leyes de convivencia interna, sus propias amonestaciones, sanciones, y castigos. Para que integren un cuerpo de "vigilantes", entrenados para prevenir y aplicar las sanciones disciplinarias que los violentos merezcan. Sin llegar a la nociva justicia por mano propia, es necesario que hayan menores juzgando y castigando -socializando- a menores. Si los menores deciden "socializar" o sea: explicarles a los violentos "a los golpes" que la sociedad no quiere la violencia, y si democráticamente deciden volver a aplicar la ley del Talión porque "ojo por ojo, diente por diente" es fácil de hacérselo entender hasta al más bruto, pues bien... eso será un toque de democracia rudimentaria, más algo de justicia arcaica, ¡ pero en donde hasta ahora parece que reina la ley de la selva !